ARTÍCULO CIENTÍFICO: Transformación de la gerencia pública: Hacia un nuevo paradigma de gerencia pública
3(2): 114-132. 2020
decisión de cuáles escoger (...) Se trata
más bien de un intento por organizar
información cualitativa y cuantitativa,
de tal manera que permita la toma de
decisiones efectivas en circunstancias
de incertidumbre (Davis, 1991, p. 3).
Se encuentra en la cita anterior una
identicación clara de las tres fases que
conforman el ciclo de la planicación
estratégica: la planeación, la ejecución
y el control. Además, establece lo que
diferencia categóricamente a este tipo de
planeación de los modelos tradicionales, los
cuales se relacionan con la incorporación
de análisis del contexto, el dinamismo, la
innovación y el cambio que suplantan la
rigidez y la resistencia. La improvisación es
sustituida por la determinación de fortalezas,
oportunidades, debilidades y amenazas.
Atendiendo estas consideraciones se rearma
que la planicación estratégica puede
catalizar la NGP, en virtud que ordena el
pensamiento para hacer frente a los efectos
de la crisis en el campo de lo social, por
medio de la facilitación de lecturas adecuadas
del contexto interno y externo que llevan a
diseñar estrategias en pro del bienestar de
los ciudadanos. No obstante, existe cierta
resistencia tanto en el campo público como
en el privado a considerar la propuesta.
Al respecto, Betancourt G. (2010) apunta:
Se considera que el producto principal
de la planicación estratégica hoy
día no son los planes, sino el cambio
de mentalidad (como lo destaca De
Geus, 2003) y el desarrollo de una
sensibilidad que permita detectar
mejor las señales del entorno y
anticipar las posibles respuestas
para maximizar el aprovechamiento
de las oportunidades y minimizar
los riesgos. Comprenderemos que
la mayor resistencia a planicar
estratégicamente, que se presenta en la
dirección de algunas empresas, viene
dada, en gran medida, por la resistencia
natural al cambio, causada, la mayoría
de las veces, por desconocimiento
de cómo hacerlo o por el miedo de
no ser competentes para lograrlo. El
profesional de la Gestión Humana debe
desarrollar las habilidades necesarias
para manejar estos procesos de cambio,
especialmente en los máximos niveles
de la organización (pp.149-150).
Es de hacer notar que la planicación
estratégica cobra mayor fuerza cuando
los ambientes son estables y de poca
incertidumbre, a los que estaban habituadas
las organizaciones, pero entraron en crisis y
ante esa situación de cambios signicativos
también varían sus valores organizacionales.
A lo descrito no escapa el sector público, pues
la turbulencia generada por la globalización
modica constantemente los escenarios en los
que se desarrolla la gestión gubernamental, lo
cual obliga a una constante retroalimentación
en la función de planicación, para lo que
la mayoría de las organizaciones públicas no
están adaptadas. Entonces, se debe producir
una transformación radical en la mentalidad
gerencial de lo público y social, considerando
el cambio como parte de la cotidianidad en
los procesos de planicación y gerencia.
Por múltiples razones, las organizaciones
públicas se aferraron básicamente a las
modalidades tradicionales, visualizándose
como ejecutoras de las políticas diseñadas por
instancias superiores, con gran escepticismo
acerca de la necesidad de la planicación
estratégica para cumplir con esta función.
Igualmente, en virtud de los mecanismos
para la selección de los altos y medios
directivos, en los cuales predominan criterios
partidistas o personalistas, generalmente
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