Modelo de competencias para el rol tutorial de la función docente en educación superior

 

A competences model for the tutorial role of the teaching function in tertiary education

 

Agnese Bosisio1, Bianca Fiorella Serrano Manzano2, Edilberto Chacón Marcheco1

 

1Universidad Técnica de Cotopaxi, Latacunga – Ecuador

2Universidad Internacional de la Rioja (Unir), Logroño – España  

 

Correo de correspondencia: agnese.bosisio@utc.edu.ec, bianca.serrano@unir.net, edilberto.chacon@utc.edu.ec

 

Información del artículo

 

Tipo de artículo:

Artículo original

 

Recibido:  

18/05/2023

 

Aceptado:

05/07/2023

 

Publicado:

01/08/2023

 

Revista:

DATEH

 

Resumen

La presente investigación partió de la constatación de la influencia que los cambios sociales han tenido en la educación, para argumentar la necesidad de un cambio de roles en los actores del proceso educativo, frente a las nuevas necesidades de aprendizaje. El objetivo del estudio fue proponer un modelo de competencias para el docente tutor, para fortalecer los procesos formativos en la Carrera de Educación Básica, de la Universidad Técnica de Cotopaxi. Para lograr este objetivo se realizó un análisis de teorías educativas recientes, que proponen enfoques educativos acordes a las necesidades del siglo XXI. Posteriormente se realizó una investigación de campo con la finalidad de diagnosticar la situación actual de los roles asumidos por los actores de la educación. Se detectaron algunas debilidades en la organización de los aprendizajes, relacionadas con la existencia de rezagos de la educación tradicional. Sin embargo, también se pudo observar la apertura de estudiantes, docentes y autoridades de la Carrera de Educación Básica, para enfrentar y asumir los nuevos retos del mundo de la educación. A partir de los resultados obtenidos en la investigación bibliográfica y de campo, se procedió a estructurar una propuesta formativa, en la que constan algunas competencias fundamentales para el rol del docente tutor, que para ser asumidas requieren un cambio de actitud tanto del docente como del estudiante. En la propuesta asume una función central el aprendizaje, que se considera una experiencia en la que el docente y el estudiante comparten equitativamente las responsabilidades.

 

Palabras clave: Tutor, docente, acompañamiento, orientación, formación profesional

 

Abstract

This research came from the influence of social changes in education, in order to support the need for a change in the educational roles, facing the new learning challenges. The aim of the research was to propose a new model of educational skills for the tutor teacher, model which can advantage the learning process in the Basic Education Career of the Cotopaxi Technical University. To reach this goal, an analysis about recent educational theories was done, which propose a new approach, according to the requirements of the XXI century. After that, a field research was carried out, taking in account the current situation of the educational roles. Some shortcomings came up in the learning processes, which depend on features resulting from traditional education. Nevertheless, the Basic Education Career’s students, teachers and authorities were willing to face a change and a proposal was therefore submitted, taking in account both theoretical and field research. The proposal contains some important skills for the tutorial role, and these require a change both in the teacher’s and student’s attitude. In this proposal the learning process assumes a central role, whose responsibility is equally shared between students and teachers.

 

Keywords: Tutor, teacher, tutorial, guide, professional formation

 

Forma sugerida de citar (APA): López-Rodríguez, C. E., Sotelo-Muñoz, J. K., Muñoz-Venegas, I. J. y López-Aguas, N. F. (2024). Análisis de la multidimensionalidad del brand equity para el sector bancario: un estudio en la generación Z. Retos Revista de Ciencias de la Administración y Economía, 14(27), 9-20. https://doi.org/10.17163/ret.n27.2024.01.

 


INTRODUCCIÓN

A nivel internacional, existe una coincidencia generalizada acerca de los grandes cambios sociales que caracterizan el momento histórico actual: “El mundo nunca había cambiado tan rápido como ahora. Nuestra mayor esperanza de cara al futuro es desarrollar un nuevo paradigma de la capacidad para llegar a una nueva dimensión de la existencia humana” (Robinson, 2007, p.18).

El sistema educativo vive un momento de desconcierto causado por las condiciones sociales en las que se enmarca. Este nuevo escenario global, demanda transformaciones que están afectando de manera directa la vida de las Instituciones de Educación Superior (IES) en Ecuador, es así que en estos momentos se está actuando en el rediseño y acreditación de todas las carreras universitarias.

 

Pérez Gómez (2007) plantea la necesidad de cambiar la mirada y reinventar el sistema educativo, por uno más acorde a la realidad en la que vivimos, es una necesidad imperante de las sociedades del siglo XXI. En esta línea expone algunas propuestas prácticas interesantes en el marco de esta investigación. El propio autor enfatiza en la necesidad de cambiar las relaciones que rigen el sistema educativo, por ejemplo: cambiar la relación con el conocimiento significa dejar a un lado “la obsesión enciclopédica de acumular informaciones siempre en parte parciales y efímeras” (Pérez Gómez Á., 2007, p.4) para dar importancia al desarrollo del pensamiento en el estudiante. Con esta finalidad se propone el rol tutorial del docente y se plantea el siguiente cuestionamiento: ¿Qué rol debe desempeñar el docente en la educación del siglo XXI en el contexto de las IES?

 

Existen numerosas investigaciones y experiencias que demuestran la relevancia del rol tutorial del docente en el marco de la Educación Superior. A continuación, se propone una rápida revisión de las bases históricas del mismo:

 

Un estudio de la Universidad de Guadalajara (2004) concluye que el origen de la figura tutorial en la universidad, puede situarse en el sistema educativo anglosajón, basado en la relación personalizada con el estudiante, a lo que denominan tutoring o supervising.

 

En la Universidad de Oxford, al estudiante se le asigna un tutor, al que visita una vez por semana, para discutir su avance en el proceso de aprendizaje.

 

En Canadá y Estados Unidos, la tutoría encuentra en los centros universitarios de orientación, mismos que fueron conformados en la década de los ‘30 y reúnen a especialistas en pedagogía y psicopedagogía, su objetivo es el de atender las necesidades especiales personales y académicas que presenten los estudiantes.

 

En España, la figura del tutor aparece fundamentalmente en los modelos de educación a distancia, donde asume un rol orientador. En la Universidad Complutense de Madrid, se ha asumido y desarrollado la experiencia del “peer tutoring” o tutoría entre pares.

 

En el caso ecuatoriano el Consejo de Educación Superior, establece en el Reglamento de Escalafón Docente (2022) Art. 6, que entre las funciones del Docente Universitario está la “orientación y acompañamiento a través de tutorías presenciales o virtuales, individuales o grupales”, resaltando la importancia de la función tutorial para el proceso de profesionalización de los estudiantes.

 

En Argentina se han investigado las diversas configuraciones que ha adoptado en el tiempo la figura del tutor en el campo educativo y más específicamente en la universidad. Se afirma que el tutor ha sido visto “como parte de un dispositivo institucional de tipo remedial para solucionar dificultades situadas en los alumnos” (Capelari, 2009, p.4).

 

A partir de estos antecedentes el objetivo de la investigación fue caracterizar las funciones de los docentes tutores de la Universidad Técnica de Cotopaxi, en particular en la Carrera de Educación Básica.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

La investigación se desarrolló en la Carrera de Educación Básica de la Universidad Técnica de Cotopaxi (Ecuador).

 

Se adoptó un enfoque cuanti-cualtitativo, para aprovechar las fortalezas de la investigación cualitativa “estudio de los significados e intenciones de las acciones humanas desde la perspectiva de las propias personas” (Flecha, Gómez, Latorre, & Sánchez, 2006, p.30), con las bondades de la investigación cuantitativa, misma que “explica la realidad social a través de un análisis objetivo, tomando los fenómenos sociales como objetos que se pueden aislar, observar, analizar y explicar” (Flecha, Gómez, Latorre, & Sánchez, 2006, p. 28,29).

 

Particularmente se aplicaron los métodos deductivo e inductivo para relacionar la teoría existente con la realidad observada y viceversa. El alcance fue descriptivo. Otro método implementado fue el de la triangulación de técnicas de investigación. Coincidiendo con Benavides y Restrepo: “la triangulación comprende el uso de varias estrategias al estudiar un mismo fenómeno. Se cree que las debilidades de cada estrategia en particular no se sobreponen con las de las otras y que en cambio sus fortalezas sí se suman” (Okuda Benavides & Gómez-Restrepo, 2005, p.119), con lo cual se garantiza la fiabilidad de los resultados.

 

Según las diferentes fases secuenciales del proceso, el estudio tuvo tres momentos de investigación: “bibliográfica”, “documental” y “de campo”.

 

La investigación bibliográfica partió de la definición y caracterización de las variables de estudio, así como sus categorías y dimensiones.

 

La investigación de campo permitió recoger datos “en el lugar donde los participantes experimentan el fenómeno o problema de estudio” (Batthyány & Cabrera, 2011, p.78) y, a través de los datos, establecer un diagnóstico sobre la configuración actual del rol del tutor en la Universidad Técnica de Cotopaxi y su influencia en los procesos formativos.

 

Las técnicas de investigación trianguladas fueron: encuesta, entrevista y grupo de discusión. Cabe resaltar la importancia del grupo de discusión en el marco de esta investigación, como técnica que “surge para confrontar la subjetividad individual con la grupal, y pretende poner en contacto diferentes perspectivas, experiencias, puntos de vista” (Flecha, Gómez, Latorre, & Sánchez, 2006, p.81).

 

Los instrumentos, luego de ser diseñados, fueron validados por expertos y también pasaron una fase de pilotaje, para garantizar su fiabilidad.

 

El cuestionario se orientó a diagnosticar la situación de la formación profesional en relación con el rol tutorial del docente de la Carrera de Educación Básica. Se compuso de 27 preguntas, en su mayor parte de respuesta cerrada. Otras fueron preguntas nominales y una sola con posibilidad de respuesta abierta. Se aplicó a 200 estudiantes seleccionados a través de una fórmula matemática, y se seleccionó a los participantes a través de un muestreo estratificado. Se encuestaron alumnos de primero, quinto, sexto, séptimo y octavo ciclo, por ser los cursos existentes en la Carrera de Educación Básica, durante el periodo de estudio. De los 200 informantes, el 76% fueron de género femenino y el 24% de género masculino. El 63% de encuestados declaró una edad aproximada entre 20 y 25 años, mientras que el 30% estaban entre 25 y 35 años, el resto tenía menos de 20 y más de 35 años de edad.

 

El grupo de discusión se desarrolló con docentes de la Carrera de Educación Básica, se invitó a la totalidad del cuerpo docente, compuesto por 18 profesionales al momento del desarrollo de la investigación. Asistieron a la convocatoria 10 docentes, o sea el 56% del total. Por lo que se pudo establecer el nivel necesario de saturación de resultados en esta etapa de la recogida de datos.

 

Por último, se entrevistó al nivel directivo de la Carrera de Educación Básica, considerando a sus principales autoridades.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

En virtud del cambio de las relaciones que rigen el proceso de aprendizaje, planteado por Pérez (2007) se consideró importante comprender si los estudiantes han tenido espacios de dialogo con los docentes, que les permitieran expresar sus necesidades de aprendizaje.

 

La Tabla 1 evidencia que en relación con la dimensión cognitiva de los procesos de aprendizaje en la Carrera de Educación Básica, la mayor parte de los estudiantes involucrados no han tenido un espacio de debate que permita estructurar este proceso a partir de sus necesidades formativas.

 

Indicador

Número

Porcentaje

Si

37

18%

No

136

82%

Total

200

100%

Tabla 1. Espacio para expresar necesidades.

 

De la misma manera, se preguntó a los estudiantes si en la relación con los docentes se generan espacios de acompañamiento y fortalecimiento de la autoestima y seguridad personal, cuyos resultados se muestran en la Tabla 2.

 

Indicador

Número

Porcentaje

Si

99

49%

No

101

51%

Total

200

100%

Tabla 2. Espacios de acompañamiento pedagógico.

 

El análisis de la dimensión emocional del proceso de aprendizaje, da cuenta de que más del 50% del estudiantado no ha recibido un acompañamiento pedagógico acorde a sus expectativas y necesidades.

 

En relación a la motivación en el proceso de aprendizaje es posible observar que un alto porcentaje de los estudiantes manifestó sentimientos de temor frente a las actividades propuestas en la clase y las evaluaciones. En contraposición a lo planteado por Pérez Gómez (2012) donde destaca que acompañar al estudiante significa “provocar en los estudiantes: entusiasmo por el conocimiento, indagación, curiosidad intelectual, justicia, honestidad, respeto, colaboración, compromiso, solidaridad y compasión” (p.248). Emociones como miedo y temor frenan la motivación del estudiante, definida por Gamboa (2014) como “el nivel de energía de la persona, la definición de metas en la vida, la determinación de estrategias y planificación para alcanzarlas” (p.42).

 

Indicador

Número

Porcentaje

Si

99

49%

No

101

51%

Total

200

100%

Tabla 3. Temor al fracaso y motivación.

 

La percepción de los estudiantes sobre si los aprendizajes están estructurados desde problemas reales del contexto educativo se evidencia en la Tabla 4.

 

Un alto porcentaje de informantes (76%) considera que los aprendizajes no se relacionan con problemas reales de la educación básica, con lo cual se encuentran descontextualizados y se generan dificultades para relacionar la teoría y la práctica y desarrollar habilidades básicas, genéricas, específicas y transversales. cómo se plantea en el enfoque del “Practicum” (Cabrerizo, Rubio y Castillo, 2010).

 

Indicador

Número

Porcentaje

Si

48

24%

No

152

76%

Total

200

100%

Tabla 4. Aprendizaje desde problemas reales.

 

Duarte (2003) plantea que hay diversos puntos de vista sobre los “ambientes de aprendizaje” pero luego de una importante revisión los define como un espacio que genera “comunicación y el encuentro con las personas, dar lugar a materiales y actividades que estimulen la curiosidad, la capacidad creadora y el diálogo, y donde se permita la expresión libre de las ideas, intereses, necesidades y estados de ánimo de todos y sin excepción, en una relación ecológica con la cultura y la sociedad en general” (parr. 66).

 

Desde este punto de vista resulta preocupante que la mayor parte de los estudiantes no consideran que los ambientes de aprendizaje han sido pensados y creados conforme a sus necesidades de aprendizaje (Tabla 5).

 

Indicador

Número

Porcentaje

Si

59

29%

No

141

71%

Total

200

100%

Tabla 5. Ambientes de aprendizaje.

 

Una de las principales características de un currículo debe ser la flexibilidad, sin embargo, las respuestas de los estudiantes evidencian su mínima participación en la construcción del mismo (Tabla 6). Existe una visión sesgada de la participación del estudiante en los procesos de formación, ya que no se reconoce su capacidad y autonomía para tomar decisiones con relación a sus aprendizajes.

 

Indicador

Número

Porcentaje

Si

49

24%

No

151

76%

Total

200

100%

Tabla 6. Itinerarios de aprendizaje.

 

Anijovich y Cappelletti (2017) en su estudio sobre las concepciones de la evaluación, la consideran como una oportunidad de aprendizaje para el estudiante, siempre y cuando esta no tenga únicamente la finalidad de “corregir” sino venga acompañada de una adecuada “retroalimentación” y de esa manera se convierta en un espacio de dialogo formativo entre el estudiante y el docente. Sin embargo, solo el 34% de los estudiantes de la Carrera de Educación Básica manifiesta haber tenido un espacio de retroalimentación de los aprendizajes, posterior a la evaluación de los mismos.

 

Indicador

Número

Porcentaje

Si

68

34%

No

132

66%

Total

200

100%

Tabla 7. Retroalimentación en la evaluación.

 

Como elemento de cierre de la encuesta se indagó sobre la participación de los estudiantes en redes y comunidades de aprendizaje. Cómo se muestra en la Tabla 8 la intervención de los informantes en estos espacios es aún limitada.

 

Indicador

Número

Porcentaje

Si

43

21%

No

157

79%

Total

200

100%

Tabla 8. Redes de aprendizaje.

 

Los datos presentados hasta el momento representan la perspectiva de los estudiantes de la carrera de Educación Básica, mismos que se articulan con el criterio vertido por los docentes y autoridades de la misma, a través del grupo de discusión y las entrevistas.

 

De las entrevistas con las autoridades de la Carrera, se pudo concluir que, al momento de la investigación, el trabajo tutorial tenía en la Universidad Técnica de Cotopaxi UTC tres escenarios principales:  el tutor de carrera (ciclo o curso), las tutorías académicas y las intervenciones del departamento de Bienestar Estudiantil. Estas tres dimensiones se encuentran reglamentadas en la normativa de la UTC y de la Educación Superior en el Ecuador.

 

En cuanto al tutor de carrera (ciclo o curso), se conoció que diseña una trayectoria individual de cada estudiante, mediante la recolección de documentos personales del mismo, se encarga además de llevar planes de trabajo, semestrales y anuales y realiza un trabajo de mediación entre los docentes y los estudiantes, ejerciendo incluso un nivel de control sobre sus colegas profesores. El volumen de trabajo no le permite realizar un acompañamiento personalizado de los estudiantes: “más que el contacto con los estudiantes, es la serie de documentos y formularios que nos hacen llenar, son varias matrices que quedan como constancia, como evidencias para que cuando nos vengan a supervisar, tengamos constancia de las actividades realizadas” (DTCEBEF), menciona uno de los docentes tutores informantes en este estudio, con lo que se destaca que su función se aleja de lo pedagógico y se caracteriza más bien como un trabajo de naturaleza administrativa.

 

Además, varios entrevistados señalaron una equivocada percepción del rol del tutor de carrera (ciclo o curso) por parte de los estudiantes: “no puede ser que a los tutores actualmente se les esté considerando como las personas que son mediadores entre un docente y otro para poder colaborar o propender a pase de notas” (CCEBEM) mencionó un docente. Los profesores informantes manifestaron que los estudiantes ven al tutor como una persona que puede intervenir para ayudarles a mejorar sus calificaciones.

 

Con respecto al trabajo tutorial realizado por todos los docentes dentro de las asignaturas, los informantes tienen la percepción que: “la tutoría surge con la finalidad de facilitar al estudiante la posibilidad de adquirir conocimientos necesarios, en cada uno de los cursos en los que haya tenido dificultades de aprendizaje o problemas en general” (CPAEM), es decir que sigue siendo un espacio extracurricular destinado a la recuperación académica.

 

Cómo se puede observar, concebir un trabajo tutorial al interno de los procesos formativos, nace del intento de beneficiar la permanencia de los estudiantes y contrarrestar las tasas de repitencia y deserción. Sin embargo, a pesar de estos intentos, existen muchas necesidades de aprendizaje constatadas en el análisis de resultados de las encuestas planteadas a los estudiantes que están quedando sin respuesta.

 

Las autoridades y docentes de la Carrera de Educación de Básica, reconocen la necesidad de evolucionar en el rol que juegan en la formación de profesionales. Los participantes en esta investigación manifiestan que los cambios sociales, demográficos, el advenimiento de las nuevas tecnologías de la comunicación, requieren que el docente esté en permanente actualizado, para estar en la misma situación de los estudiantes, que han nacido una era tecnológica, y que en muchos casos poseen mayores destrezas en este ámbito.

Autoridades y docentes, reconocen que el docente precisa estar en formación continua y abierto al aprendizaje: “hoy el conocimiento está en manos de todos, nada está oculto, debemos estar predispuestos a aprender cada día y a aprender de nuestros estudiantes” (DAHEF). Este es uno de los resultados principales de la investigación, la predisposición y apertura al cambio que demuestran los docentes a enfrentar los nuevos retos de su profesión.

 

Finalmente se reflexionó con los docentes sobre el “acompañamiento estudiantil” visto como una oportunidad de acercar las funciones del docente y las del tutor: “Acompañar al estudiante sería el rol del tutor del que veníamos hablando, como la palabra lo menciona, acompañar al estudiante es ser una persona que vaya de la mano ayudándolo a formarse como ser humano, no solamente la parte académica sino también el desarrollo de la persona” (DCEBGD). Los participantes manifestaron que “los docentes somos tutores dentro del aula de clase” (DCEBGD). Estos criterios coinciden con la visión innovadora acerca del tutor que propone la investigación, en la que el tutor y el docente no pueden ser concebidos como figuras diferentes, así como no debería existir separación entre los escenarios de aprendizaje: clase y tutoría.

 

En relación con las necesidades educativas reveladas por los resultados de la investigación realizada y en asociación con las recientes teorías analizadas en la investigación (Pérez Gómez (2012), Freire (2004) y Gatto (2005)), se propone un modelo teórico donde destacan cinco competencias básicas para el rol tutorial del docente, mismas que pueden contribuir al fortalecimiento de los procesos de aprendizaje en la carrera de Educación Básica, así como en el contexto de la educación superior.

 

Los autores mencionados consideran que el docente tutor debe ser capaz de: provocar, acompañar, cuestionar, orientar y evaluar, los aprendizajes de sus estudiantes.

 

Provocar aprendizajes significa aprovechar y organizar todas las oportunidades de aprendizaje que el ambiente posee para que el estudiante encuentre en ellas la posibilidad de enriquecerse y crecer.

 

En las entrevistas realizadas a las autoridades de la Carrera de Educación Básica, el informante DAHEF manifestaba que el docente tutor es “un organizador de aprendizajes”, por el contrario, en  las encuestas los estudiantes manifestaron que por lo general los ambientes de aprendizaje se mantienen estáticos y que no existe una variación de los mismos, en relación con los diferentes temas y contenidos.

 

Pérez Gómez, al respecto afirma que la labor del docente tutor es: “construir un escenario abierto, democrático y flexible, y un conjunto de actividades abiertas que pretenden provocar la implicación de cada estudiante, la experiencia educativa de cada aprendiz, respetando sus diferencias y enfatizando sus fortalezas” (2012, p.248). Diseñar ambientes y generar estímulos que conduzcan a los estudiantes a ser los actores de sus aprendizajes se transforma en uno de los requisitos principales para el docente tutor.

 

El mismo autor indica que una de las principales responsabilidades del tutor con relación al sujeto que aprende es la de “ayudar a educarse” (2012, p.246), entendiendo que “los estudiantes deben ser los generadores de su propio conocimiento y los docentes los facilitadores de dicho proceso” (2012, p.246).

 

Equivocadamente se sigue pensando que la labor del docente es enseñar al estudiante, generando así una relación que ubica verticalmente al docente y al alumno. Hablar de “acompañamiento educativo” constituye una transformación de las relaciones en el proceso formativo: el “sujeto que aprende” es el actor principal, quien debe estar en la posibilidad de auto-dirigirse y auto-educarse. El docente tutor por su parte ofrece las oportunidades de aprendizaje y acompaña el proceso de crecimiento del estudiante.

 

Para que esto sea posible, el ambiente en el aula debe caracterizarse por ser un espacio de apertura, diálogo y escucha. Una realidad diferente a la que se observó en las encuestas, en donde los estudiantes manifestaron temor al enfrentarse a sus actividades de formación. Los docentes, bajo el paraguas de paradigmas tradicionales, han considerado que presionar a los alumnos con actitudes autoritarias, los estimulaba a ofrecer un mejor desempeño. Estudios sobre las emociones negativas en el aula demuestran que estas reducen las energías y la predisposición del estudiante hacia el aprendizaje. “Acompañar” al estudiante significa según Pérez Gómez: “demostrar respeto y cariño con todos los estudiantes, comprendiendo sus diferentes situaciones personales y emocionales y confiando en su capacidad de aprender. Procurar una interacción cercana y respetuosa, provocando el sentimiento en los estudiantes de que son respetados y escuchados” (2012, p.248).

 

El docente tutor, por lo tanto, parte del reconocimiento al estudiante como “sujeto”, con todas y cada una sus características y particularidades. A partir del respeto de lo que él es, trabajar en lo que quiere llegar a ser, reconociendo su capacidad y autonomía para tomar decisiones en su proceso formativo.

 

Hasta el momento se ha observado la importancia de la labor del tutor que inicia generando ambientes de aprendizaje en los que acompaña al estudiante en su proceso auto formativo. El siguiente paso es que el tutor debe ser capaz de “cuestionar” al estudiante en su proceso formativo, para que los conocimientos adquiridos puedan ser re-pensados y re-significados, en línea con el pensamiento de Paulo Freire, quien manifiesta que: “enseñar ya no puede ser ese esfuerzo de transmisión del llamado saber acumulado que se hace de una generación a la otra, y el aprender no puede ser la pura recepción del objeto o el contenido transferido” (Freire, 2004, p. 15).

 

Pérez Gómez observa que “los estudiantes construyen el conocimiento interpretando, analizando y evaluando” (Pérez Gómez Á., 2010, p.93). Centrarse en el proceso de aprendizaje significa reconocer que ningún conocimiento es estático o eterno, sino que existe en función de la relación con los sujetos y sus experiencias.

 

Para cambiar la forma tradicional de concebir al proceso de adquisición del conocimiento, Freire (2004) identifica en la lectura uno de los caminos más importantes para conducir a la emancipación del sujeto, sin embargo, en su concepción: “leer no es mero entretenimiento ni tampoco es un ejercicio de memorización mecánica de ciertos fragmentos del texto” (p.43), realizar una lectura auténtica significa asumir un compromiso con la comprensión, es decir: “comprometerse con una experiencia creativa alrededor de la comprensión. Y la experiencia de la comprensión será tanto más profunda cuanto más capaces seamos de asociar en ella los conceptos que emergen de la experiencia del mundo de lo cotidiano” (Freire, 2004, p. 32).

 

Cuestionar se relaciona, por lo tanto, profundamente a la competencia de “provocar”, ya que le exige al docente tutor, crear y diseñar aprendizajes en los que los estudiantes tengan la posibilidad de relacionar de manera crítica la teoría con la práctica.

 

La cuarta competencia considerada en este modelo teórico es “Orientar”. En la educación tradicional el docente se configuraba como el “poseedor del conocimiento” y la única fuente del mismo. En la sociedad actual, con las nuevas tecnologías, el conocimiento se ha difundido y democratizado, y está a disposición de todos. La facilidad de acceso al conocimiento, ha transformado los aprendizajes en experiencias individuales. En este panorama se discute totalmente el rol del docente tradicional, puesto que el estudiante puede aprender sin depender de su intervención.

 

En los actuales escenarios educativos, la función del docente tutor, se puede aclarar con la metáfora sobre la educación expuesta por Gatto (2005): “la enseñanza no es como el arte de pintar, sino como el arte de esculpir. No implica imponer saberes, añadir colores desde fuera, sino ayudar a construir desde dentro, limpiar adherencias para que se vaya conformando una imagen deseada” (p.251). Educar se identifica como un proceso de descubrimiento de sí mismos, en el que la responsabilidad de auto-dirigirse y auto-formarse, es compromiso en primera instancia, del sujeto que aprende. Sin embargo, el estudiante puede perderse si no es guiado de manera adecuada, y es donde el tutor interviene con su función orientadora.

 

De esta manera el proceso educativo se relaciona con el aprehender y desaprender. En el que se considera un proceso de aprehendizaje aquel que produce un cambio en el sujeto. La persona que existió antes del aprehendizaje, ya no es la mismo después.  Es así que, en ese camino de crecimiento y transformación personal, el rol orientador del tutor, debe realizarse desde una posición de respeto por la unicidad y particularidad de cada experiencia.

 

El tutor que ha sido capaz de provocar, acompañar, cuestionar y orientar el proceso de formación del estudiante, debe adquirir una última fundamental competencia: evaluar.

 

La evaluación de los aprendizajes es una de las prácticas docentes más cuestionadas en la actualidad, puesto que para el docente tradicional significaba únicamente cuantificar la adquisición de conocimientos por parte de los estudiantes al final del proceso. En los resultados de las encuestas se pudo observar que este es el concepto de evaluación que sigue prevaleciendo en el contexto estudiado.

 

En este modelo se propone transformar la concepción tradicionalista de la evaluación, para que esta pueda realizarse a lo largo de todo el proceso formativo y pueda ser a su vez un espacio para el crecimiento personal y el fortalecimiento de los aprendizajes.

 

Pérez Gómez considera que se debe “Evaluar el proceso de aprendizaje de tal modo que ayude a los estudiantes a comprender sus fortalezas y debilidades, y asumir su autorregulación para mejorar” (2012, p.248). Evaluar para favorecer el proceso formativo significa, por lo tanto, genera espacios de retroalimentación, que generen en el estudiante un mayor nivel de conciencia sobre su proceso de formación, considerando sus debilidades y fortalezas.

 

A través de estas 5 competencias se establece un ciclo de aprendizaje en el cual, juega un rol central el “sujeto que aprende” y su responsabilidad auto formativa, se rompe la verticalidad en la relación educativa y el docente tutor asume una función basada en el acompañamiento educativo y guía. Esta visión renovada del rol tutorial, contribuye de manera directa a satisfacer las necesidades de aprendizaje que presentan los estudiantes en el contexto actual de la educación superior.

 

CONCLUSIONES

En un contexto social influenciado por la emergencia y apertura a indagar sobre nuevas aplicaciones y funcionalidades para dar soporte a los procesos de aprendizaje, se puede afirmar que los modelos educativos de las IES del contexto ecuatoriano se encuentran en un momento de cambio y evolución.

 

En este proceso desempeñan un papel fundamental los principales protagonistas de la relación educativa: docentes y   estudiantes; para posibilitar el cambio académico y profesional.

 

Se ha diseñado una propuesta descriptiva que integra nuevas competencias del docente para asumir un rol tutorial. Los resultados de la investigación revelan la validez y necesidad de aplicar un modelo tutorial renovado en la formación de formadores, bajo la hipótesis de que éste se propagará e influirá en todos los sectores educativos a los que acudan los futuros profesionales de la educación básica. De esta manera, no se verán beneficiados únicamente los estudiantes que cursan la Carrera de Educación Básica, sino que la propuesta, trascenderá las paredes de las IES y a través de los profesionales formados, alcanzará cada sector de la provincia y del país, en donde se desempeñen profesionalmente.

 

Los resultados obtenidos animan a continuar con la línea de investigación iniciada, a la vez que plantean nuevos interrogantes para mejorar los modelos formativos de las universidades con el fin de que estos sean cada vez más acordes a las necesidades actuales.

 

CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORES

Todos los autores contribuyeron en las diferentes etapas de la investigación y redacción del manuscrito.

 

AGRADECIMIENTOS:

Los autores agradecen a la Universidad Técnica de Cotopaxi por permitir levantar la información necesaria para esta investigación.

 

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